Virus con forma de mosaico en una planta de alfalfa. |
Después
de analizar en el post anterior qué son los virus vegetales y cómo
pueden afectar a nuestro huerto urbano, seguimos con los artículos
dedicados a las enfermedades específicas de nuestras plantas y es
hora de describir algunos de esos virus para estar prevenidos ante su
posible desembarco. Vamos a hablar de algunos de los virus que
afectan a los cultivos más comunes en los huertos urbanos que son
los que nos pueden afectar a nosotros. El primero que analizaremos es
el conocido como mosaico del tomate.
Como
su propio nombre indica, es una enfermedad típica del tomate aunque
también afecta a otras especies cultivadas de la familia solanaceae
que es muy posible que tengamos en nuestro huerto como el pimiento,
la berenjena o el pepino dulce.
Y,
¿cuáles son los síntomas? Pues en el tomate, el síntoma más
característico consiste en el moteado de las hojas con manchas de
color amarillo o de un tono verde claro con otras de color verde
oscuro formando los mosaicos que dan nombre a la enfermedad. Sin
embargo, puede ser que este síntoma no sea tan evidente al principio
de la infección. Estad atentos también a la forma de las hojas pues
se deforman y se rizan. Además, deberemos de tener en cuenta que las
altas temperaturas pueden enmascarar los síntomas por lo que una
revisión periódica y constante de nuestras plantas se hace
imprescindible.
Cuando
las infecciones son prematuras, es decir, en ejemplares muy jóvenes,
el virus limita el crecimiento de la planta, el tamaño y el número
de frutos.
En
los frutos, el virus se aprecia porque aquellos reducen su tamaño y
presentan manchas amarillas, generalmente, en forma de anillos. Pero,
como en todas las enfermedades de las plantas, la intensidad de los
síntomas puede variar dependiendo de varios factores. En el caso del
virus del mosaico del tomate influyen sobre los síntomas la cepa del
virus, la intensidad de la luz, la temperatura, la edad de la planta
en el momento de la infección, la cantidad de nitrógeno que
contenga el suelo...
¿Qué
consecuencias puede tener en mi huerto? Es un virus muy estable y
contagioso que puede llegar a perdurar en el suelo de nuestro huerto
urbano de uno a dos años e, incluso, puede que resista al proceso
de compostaje. Sobrevive también en los restos de plantas infectadas
así como en las herramientas y hasta en la ropa y se transmite
básicamente por contacto directo entre plantas vecinas provocado por
el viento o por nuestras propias manos.
¿Qué
podemos hacer? Cuando detectemos los síntomas de esta enfermedad en
alguna de nuestras plantas, lo más recomendable para ayudar a
minimizar la incidencia y expansión del virus es arrancarla y
destruirla de forma segura.
No
existe ningún método totalmente eficaz para prevenir la aparición
de esta enfermedad pero podemos tomar medidas como asegurarnos de que
las semillas
provienen de plantas sanas y, en todo caso, para mayor seguridad,
deben elegirse los frutos de racimos bajos que posiblemente hayan
escapado a la infección.
Además,
como ya hemos visto, el contagio se produce a través de nuestras
manos, ropa o herramientas así que mantener una cuidada higiene y
una rutina de limpieza y desinfección disminuirán la posibilidad
de contagio. Cuando estemos manipulando plantones, es recomendable
sumergir las manos en leche ya que, ante la presencia de alguna
planta infectada, los microorganismos se quedan 'enganchados' en la
leche y no se transmiten a otras plantas sanas.
En
próximos artículos veremos otro tipo de enfermedades causadas por
virus que, como hemos visto, pueden causar el caos entre nuestros
cultivos.
Mientras
tanto, ¡a disfrutar del huerto!
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