Tras hablaros de los diversos recipientes
en los que podemos cultivar nuestras semillas y explayarnos con las mesas de cultivo, desde Semillas Huerta y Jardín queremos
hablaros con más detalle de las macetas, el más clásico de los
recipientes para cultivar nuestros huertos urbanos.
Como era de esperar, el plantar en una maceta –o en cualquier recipiente- va a
significar que nuestras plantas
crezcan menos que si lo hicieran directamente en el suelo, pero bueno, eso no
significa que nuestras hortalizas
vayan a ser de mala calidad. Además, tenemos que tener en cuenta que el
tenerlas en una maceta nos va a
permitir controlarlas mucho más y tener menos problemas con las enfermedades
que suelen afectar a los cultivos. Así que, no hay mal que
por bien no venga.
Pero, sigamos. A la hora de escoger una maceta debemos
elegir el recipiente adecuado al tamaño y a la capacidad de desarrollo de cada cultivo. Por ejemplo, la acelga
necesita una maceta de unos 30 centímetros de diámetro y una capacidad de 25 litros, mientras que la
lechuga
necesita una de unos 20 centímetros de diámetro y una capacidad de tres litros.
Así que antes de comprar una maceta, debemos decidir qué vamos a plantar en
ella e investigar de qué tamaño la vamos a necesitar.
Como siempre, en Semillas Huerta y
Jardín queremos ayudar y, poco a poco, para no aturullarnos con tantos datos,
iremos hablando de cada una de las hortalizas
que podemos plantar en nuestro huerto
urbano y, cómo no, incluiremos qué macetas van a necesitar.
También tenemos que tener en cuenta si
usaremos las macetas sólo para la germinación de la planta o para el trasplante.
Pero dejando de lado el tema del tamaño,
¿qué es importante que tengan todas las macetas?
Imprescindible, un buen drenaje. Las macetas deben tener agujeros de drenaje
para evitar el exceso de agua y de humedad. Así que, en el caso de que nos los
tuvieran, vamos a tener que hacerlos nosotros ya que un buen drenaje va a
significar que nuestro cultivo tendrá una buena oxigenación, ventilación y un
saneamiento adecuado.
Una vez tenemos los imprescindibles
agujeros, es bueno cubrirlos con un colador –como trozos de maceta de barro-,
pero sin llegar a taponarlo del todo, con lo que el agua de riego saldrá
fácilmente. Encima del colador colocaremos una capa de arlita, grava o tierra
volcánica y, después, uno o dos dedos de arena limpia especial para jardinería.
Con esto, tendremos asegurado un buen drenaje
y evitaremos que los agujeros se taponen.
Además, se puede colocar encima de la
arena el geotéxtil, un tejido que hará de filtro, dejando pasar el agua, pero
no la tierra.
Otro consejo: si vamos a plantar varios
ejemplares es mejor hacerlo del centro hacia afuera, colocando la planta más
grande en la parte central.
Ah, y también es aconsejable que cada
dos años realicemos un trasplante a una maceta mayor, para que nuestra planta
siga creciendo.
Y ha llegado el momento… ¡a disfrutar
del huerto!
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