miércoles, 4 de junio de 2014

Plantar nuestras semillas en macetas

Tras hablaros de los diversos recipientes en los que podemos cultivar nuestras semillas y explayarnos con las mesas de cultivo, desde Semillas Huerta y Jardín queremos hablaros con más detalle de las macetas, el más clásico de los recipientes para cultivar nuestros huertos urbanos.
Como era de esperar, el plantar en una maceta –o en cualquier recipiente- va a significar que nuestras plantas crezcan menos que si lo hicieran directamente en el suelo, pero bueno, eso no significa que nuestras hortalizas vayan a ser de mala calidad. Además, tenemos que tener en cuenta que el tenerlas en una maceta nos va a permitir controlarlas mucho más y tener menos problemas con las enfermedades que suelen afectar a los cultivos. Así que, no hay mal que por bien no venga.
Pero, sigamos. A la hora de escoger una maceta debemos elegir el recipiente adecuado al tamaño y a la capacidad de desarrollo de  cada cultivo. Por ejemplo, la acelga necesita una maceta de unos 30 centímetros de diámetro  y una capacidad de 25 litros, mientras que la lechuga necesita una de unos 20 centímetros de diámetro y una capacidad de tres litros. Así que antes de comprar una maceta, debemos decidir qué vamos a plantar en ella e investigar de qué tamaño la vamos a necesitar.
Como siempre, en Semillas Huerta y Jardín queremos ayudar y, poco a poco, para no aturullarnos con tantos datos, iremos hablando de cada una de las hortalizas que podemos plantar en nuestro huerto urbano y, cómo no, incluiremos qué macetas van a necesitar.
También tenemos que tener en cuenta si usaremos las macetas sólo para la germinación de la planta o para el trasplante.
Pero dejando de lado el tema del tamaño, ¿qué es importante que tengan todas las macetas? Imprescindible, un buen drenaje. Las macetas deben tener agujeros de drenaje para evitar el exceso de agua y de humedad. Así que, en el caso de que nos los tuvieran, vamos a tener que hacerlos nosotros ya que un buen drenaje va a significar que nuestro cultivo tendrá una buena oxigenación, ventilación y un saneamiento adecuado.
Una vez tenemos los imprescindibles agujeros, es bueno cubrirlos con un colador –como trozos de maceta de barro-, pero sin llegar a taponarlo del todo, con lo que el agua de riego saldrá fácilmente. Encima del colador colocaremos una capa de arlita, grava o tierra volcánica y, después, uno o dos dedos de arena limpia especial para jardinería. Con esto, tendremos asegurado un buen drenaje y evitaremos que los agujeros se taponen.
Además, se puede colocar encima de la arena el geotéxtil, un tejido que hará de filtro, dejando pasar el agua, pero no la tierra.
Otro consejo: si vamos a plantar varios ejemplares es mejor hacerlo del centro hacia afuera, colocando la planta más grande en la parte central.
Ah, y también es aconsejable que cada dos años realicemos un trasplante a una maceta mayor, para que nuestra planta siga creciendo.

Y ha llegado el momento… ¡a disfrutar del huerto!

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