En
el particular repaso que estamos haciendo a la lista de enemigos
naturales de nuestros cultivos que comenzamos con los hongos,
llega el turno de hablar de los virus:
el enemigo invisible, otra de las enfermedades
que pueden padecer las plantas. Su tamaño es tan reducido que es
imposible verlo, incluso, con microscopio, pero no os confiéis
porque en este caso el tamaño es verdad que no importa pues los
daños que pueden causar son devastadores para nuestras plantas a las
que pueden provocar, incluso, la muerte.
Los virus son microoscópicos. |
Actualmente,
se calcula que hay cerca de 1.000 tipos de virus vegetales. Este
organismo, el más pequeño conocido hasta el momento, se transmite
de una planta infectada a otra sana a través de un organismo vivo
llamado vector. Las moscas blancas, de las que
hablaremos en un artículo específico cuando hablemos de las plagas,
tienen la capacidad de transmitir el mayor número de especies de
virus.
Pero
nuestro huerto urbano no estará a salvo de virus con el simple hecho
de controlar las plagas de estos animalitos capaces de
transmitir la infección pues los virus también se pueden contagiar
a través de injertos, del polen, por el viento e, incluso, los
podemos transmitir nosotros a través de nuestra ropa, de las manos o
de las herramientas que utilizamos en nuestro jardín.
Los
síntomas de una infección vírica se pueden ver tanto
en las hojas como en la flor, el tallo o los frutos de nuestros
cultivos. En el caso de las hojas, los virus se muestran como manchas
en patrones de mosaico, como lesiones necróticas, estrías o
amarillamiento. Los virus también pueden provocar que las hojas se
enrollen y curven. En el caso de las flores, sabremos que nuestra
planta padece un virus porque stas se deforman y cambian de color.
Hojas de plantas infectada por un virus. |
Los
síntomas en frutos y otros órganos vegetales incluyen patrones de
mosaico, decoloración o malformación del fruto. En los tallos, las
plantas infectadas por virus pueden desarrollar roturas, hundimientos
o tumores. La infección vírica en las plantas conlleva una
reducción de la calidad y del rendimiento de los cultivos y, a día
de hoy, pérdidas económicas para aquellos que trabajan en la
producción vegetal.
Sin
embargo, las plantas tienen mecanismos de defensa elaborados y
eficientes contra los virus. Uno de los más eficientes es la
presencia de los llamados genes de resistencia. Cada uno de estos
genes confiere resistencia a un virus determinado y desencadena la
muerte celular alrededor de la célula infectada para evitar la
propagación del virus. Además, cuando están infectadas, las
plantas a menudo producen desinfectantes naturales que matan a los
virus, como el ácido salicílico, el óxido nítrico y moléculas
reactivas de oxígeno.
En
los próximos artículos hablaremos de algunos de los virus más
comunes que pueden infectar a las plantas y hortalizas
de nuestro huerto urbano y veremos la mejor manera de detenerlos para
evitar que se propaguen y causen el caos en nuestro proyecto verde.
Mientras
tanto, ¡a disfrutar del huerto!
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