miércoles, 26 de noviembre de 2014

Cómo sembrar habas

Ya estamos a punto de acabar noviembre y cada vez más cerca del invierno, así que tenemos que aprovechar para seguir cultivando las hortalizas típicas de estas fechas. Guisantes, acelgas y rabanitos ya crecen en nuestros huertos urbanos y jardines, pero aún nos quedan muchas otras. Así que la elección de hoy ha recaído en las habas.
La vicia faba pertenece a la familia de las fabaceae o leguminosae y aunque son originarias de Oriente Próximo, se han extendido por toda la cuenca Mediterránea, llegando hasta China y América.
Se trata de una planta trepadora anual que nos va a proporcionar unas nutritivas semillas: las habas que comemos. A parte de por su valor nutricional y sus propiedades medicinales, esta planta es muy conocida por una reconocida tradición navideña: dentro del Roscón de Reyes, es la sorpresa que obliga a pagarlo.
Pero, ¿cómo sembrar semillas de habas? Para empezar buscaremos un suelo arcilloso calizo, rico en materia orgánica, aunque hay que reconocer que no se trata de una especie muy exigente en cuanto a terreno se refiere.
Si las sembramos de manera directa –en el terreno-, lo haremos a chorrillo, colocando de dos a cuatro semillas en cada agujero, separados estos cada 35 centímetros y con una distancia entre líneas de 50. Mientras que si lo hacemos en maceta, ésta debe tener una capacidad de al menos diez litros y una profundidad de 20 centímetros.
Enterraremos las semillas a una profundidad de entre tres y cinco centímetros.
Al final, tras el aclareo, dejaremos una planta por hoyo. Además, tendremos que ‘calzar’ las plantas, es decir, acumular tierra alrededor del tallo para proporcionarle más estabilidad y aportar más nutrientes.
A la hora de regar, debemos tener cuidado de que no haya un exceso de humedad, manteniendo un riego constante y moderado, con especial cuidado en la época de floración.
En cuanto a las plagas y enfermedades de las que debemos estar especialmente pendientes, son el mildiu –que podemos evitar con la poda y el aclareo, y combatir con la pulverización de cola de caballo- y el pulgón negro del haba –que se puede evitar aplicando purín de ortiga y combatir usando jabón potásico e insecticida-.
Este cultivo se puede sembrar desde septiembre hasta febrero y recogeremos los frutos entre marzo y julio.
Como siempre, sólo nos queda visitar el catálogo de semillas de habas de Semillas Huerta y Jardín antes de lanzarnos a la aventura.

¡Feliz siembra!

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Cómo sembrar rabanitos

Seguimos una semana más hablando de las típicas hortalizas que podemos sembrar en nuestros huertos urbanos y jardines durante el otoño. Si ya hemos repasado los beneficios de sembrar semillas de acelgas y de guisantes, hoy llega otro fácil, delicioso y nutritivo cultivo: el rabanito.
El raphanus sativus var. sativus es una planta de la familia de las brassicaceae originaria del Mediterráneo oriental y de Euroasia, y que en la actualidad se cultiva en prácticamente todo el mundo.
Rico en vitaminas y yodo, presenta un bajo aporte calórico. Es una excelente elección por sus propiedades nutricionales, así como medicinales: antiséptico, protege la vesícula biliar y es bueno para combatir los cálculos renales y biliares…
Ahora bien, ya sabemos que es muy saludable y que vamos a degustar su delicioso y ligero sabor picante, pero ¿cómo sembrar semillas de rabanitos?
Primero buscaremos un lugar a plena luz o en semisombra, con un suelo suelto y bien drenado, para evitar encharcamientos, rico en nutrientes y húmedo, y neutro. Es recomendable poner compost a nuestra tierra y que el cultiva reciba al menos cuatro horas de luz directa.
En cuanto al riego, nuestros rabanitos van a necesitar que la tierra esté siempre húmeda, pero sin inundarlos, claro.
Es un cultivo de asiento, es decir, lo sembraremos directamente en la tierra, evitando así problemas en el trasplante, a voleo –dispersar las semillas de manera aleatoria- o en líneas de 25 centímetros de separación. Habrá que aclarar –quitar las plantitas “sobrantes” a una distancia de cinco o seis centímetros.
Se puede plantar desde la primavera hasta finales de otoño y tan sólo deberemos esperar 30 días desde su siembra para poder recolectar nuestras pequeñas hortalizas.
Sólo nos queda visitar el catálogo de rabanitos de Semillas Huerta y Jardín para poder seguir llenando nuestro huerto urbano de hortalizas.

¡Feliz siembra!

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Cómo sembrar acelgas

Otoño es una temporada perfecta para sembrar numerosas hortalizas en nuestro huerto urbano. Si en la entrada de la semana pasada hablamos de cómo cultivar guisantes, hoy le ha llegado el turno a la acelga
Esta variedad de la beta vulgaris, originaria de la zona del mediterráneo en la Europa meridional, es una planta herbácea bianual.
Muy rica en vitaminas, especialmente en folatos y beta-carotenos, minerales, como potasio, magnesio o hierro, y fibra, aporta numerosas propiedades beneficiosas. Ayuda al sistema inmunológico y nervioso. Además, es digestiva y diurética; cuenta con propiedades antioxidantes y previene enfermedades de la vista. El cabello, la piel y las mucosas también se ven beneficiados gracias al consumo de acelgas.  
Tras conocer las propiedades de estas hortalizas, sólo queda preguntarse cómo sembrar acelgas.
Primero buscaremos un lugar a pleno sol o en semisombra. En cuanto al suelo, la acelga puede crecer en cualquier terreno, aunque es preferible que este drene bien y que sea rico en nutrientes. 
Plantaremos las semillas directamente a unos dos centímetros de profundidad, respetando un marco de plantación de 30x50 centímetros y vamos a regarlas de manera abundante dos o tres veces por semana.
Para obtener los frutos de nuestro trabajo deberemos esperar unos 60 o 70 días desde que las sembramos.
Otro de los aspectos positivos de las acelgas es que son muy sencillas de cultivar, ya que no requieren especiales cuidados y son sumamente resistentes a plagas y enfermedades.
Ahora sólo queda pasarse por Semillas Huerta y Jardín para ver el catálogo de acelgas y escoger qué clase queremos sembrar.

¡Feliz siembra!

martes, 4 de noviembre de 2014

Cómo cultivar guisantes

Con el otoño ya aquí ha llegado el momento de lanzarnos al cultivo de las hortalizas típicas de esta época. Las opciones son muchas, pero hay que elegir una; esta vez, la escogida que sembraremos en nuestro huerto urbano esta semana ha sido el guisante.
Pero, ¿por qué el guisante? Para empezar, por sus propiedades nutricionales. Sin grasas y con reducido aporte calórico, nuestra hortaliza es rica en vitaminas, fibra y minerales. Además, es una de las hortalizas que más proteínas aporta. Esto significa que consumirla va a tener efectos beneficiosos en nuestra salud: favorece la circulación de la sangre, ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, incluso, el cáncer de colon, protege el sistema nervioso, controla los niveles de azúcar y reduce el colesterol en sangre, entre otros muchos.
Está claro que es una deliciosa y sana elección, ahora sólo queda preguntarse cómo sembrar guisantes.
El pisum sativum puede crecer en cualquier tipo de suelo, siempre que tenga suficiente materia orgánica, aunque es preferible que el suelo no sea calcáreo ni seco, y que no posea una gran acidez ni humedad. De igual manera, podemos sembrarlo a plena luz o en semisombra, ya que puede crecer sin mucho sol. En cuanto al clima, necesitamos que sea fresco, sin excesivo frío, pero sin excesivo calor. Además, debe ser húmedo, ya que no soporta la sequedad.
En cuanto al riego, necesitamos mantener la tierra siempre húmeda, pero evitando el encharcamiento o sus raíces se pudrirán. Así, realizaremos riegos abundantes, pero espaciados.
Sembraremos las semillas de manera directa a una profundidad de unos tres o cuatro centímetros, dejando una distancia de unos 50 centímetros entre las líneas, y en grupos de dos o tres semillas.
Ahora sólo nos queda visitar Semillas Huerta y Jardín para visitar el catálogo de guisantes. Podremos plantarlas desde septiembre hasta marzo y sólo tendremos que esperar entre tres y cinco meses para ver los frutos de nuestro trabajo listos para ir a la mesa.

Así que… ¡a disfrutar de la siembra!