jueves, 5 de junio de 2014

Cultivar en semilleros

Y tras hablaros en el último post de sembrar de manera directa, ha llegado el momento de que hablemos de usar nuestros queridos semilleros como primer hogar para nuestras plantas.
El semillero es el recipiente en el que, como su propio nombre indica, plantamos las semillas. Es un lugar perfecto para tener nuestras plantas más protegidas y controladas en las primeras fases de sus vidas. De hecho, lo vamos usar para aquellos cultivos que tienen semillas más débiles como los pimientos, las berenjenas, los tomates o las lechugas.
Así, podemos proteger nuestras hortalizas de las temperaturas más extremas: en invierno podremos cubrir nuestro semillero con un plástico para evitar las heladas -¡atención! el plástico no debe tocar nunca nuestra planta-; y en verano vamos a poder trasladar nuestro semillero a lugares de semisombra para que los rayos no incidan directamente en él y queme nuestras plantas.
Ahora bien, ¿qué semilleros usamos? Los semilleros los podemos hacer nosotros mismos, utilizando desde macetas pequeñas hasta envases de yogur vacíos. Eso sí, cualquier recipiente que vayamos a usar debe tener orificios para el drenaje.
Una vez ya lo tenemos elegido, lo llenamos de compost y apretamos firmemente para que el sustrato quede compacto.
¿Qué compost podemos usar? O bien, elegimos uno ya preparado y adecuado para nuestras semillas, o bien hacemos una mezcla. Por ejemplo, podemos usar un 30% de turba, un 30% de mantillo o compost y un 30% de arena o perlita; o tan sólo utilizar turba o turba mezclada con arena o perlita.
Ya tenemos el sustrato, ahora, al igual que en la siembra directa vamos a colocar dos o tres semillas, ya que no siempre van a crecer todas, y las cubrimos con una fina capa de sustrato que asentaremos con las manos.
Se aconseja cubrir el semillero con plástico trasparente o cristal, ya que va a hacer que conserve mejor el calor y la humedad. Esta ‘manta’ improvisada debe retirarse a cada dos días, como mucho, para que la tierra se airee y nosotros podamos regar.
Y llegamos a otro punto importante, al riego: es aconsejable usar un pulverizador o una regadera, evitando que el agua salga a chorros y mueva nuestras semillas
Una vez germine, vamos a colocar nuestro semillero en un lugar luminoso, pero sin sol directo, y quitaremos el cristal y el plástico ya de manera permanente.
Cuando aparezcan las primeras hojas verdaderas, va a llegar el momento de trasplantar a macetas independientes nuestras hortalizas para que sigan creciendo. Pero, no nos preocupemos, ya habrá tiempo de hablar del trasplante.
De momento, nos vamos a pasar por el catálogo de semilleros de Semillas Huerta y Jardín para poder ponernos manos a la tierra.

¡A disfrutar del huerto!

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