miércoles, 4 de junio de 2014

Sembrar de manera directa

Ha llegado el momento, ya tenemos las manos llenas de semillas, ¡¿y ahora qué?! Tranquilos, no dejemos que cunda el pánico, estamos cultivando nuestro propio huerto urbano para relajarnos y llevar una vida más saludable y natural, ¡no perdamos eso de vista!
Pues bien, con calma, recordaremos que hay varias maneras de cultivar nuestras semillas y que ahora nos toca elegir cuál de ellas es la que más nos interesa. Así que vamos a empezar con la siembra directa.
¿Qué es eso de siembra directa? Significa que vamos a plantar nuestra semilla en el lugar donde va a vivir toda su vida, evitándonos tener que hacer trasplantes conforme vaya creciendo. Pero no os dejéis llevar por la emoción y decidáis que esta es la mejor manera, tiene su parte positiva y su parte negativa.
Como os adelantábamos, plantar en semilleros nos va a permitir cuidar mejor de nuestras hortalizas, pero, a veces, tendremos que optar por la siembra directa.
Como habréis podido deducir, las plantas que son óptimas para una siembra directa son aquellas que tienen las semillas fuertes y grandes. Por ejemplo, la calabaza, el maíz, el melón, la sandía o el haba son hortalizas que van a crecer bien sin necesidad de comenzar su vida en un semillero.
Pero también hay otras hortalizas que deben plantarse de manera directa porque luego no va a ser posible realizar un trasplante –es decir, no podremos pasarlas del semillero a otro espacio más adecuado cuando sean plantones-, como es el caso del rabanito, la zanahoria, la espinaca o el perejil.
Ya sabemos qué plantar de manera directa, ahora queda preguntarse ¿cómo? En primer lugar tenemos que realizar un hoyo de la profundidad adecuada a la semilla, normalmente va a ser de tres veces el tamaño de esta; tras lo que depositaremos de dos a tres semillas.
Cuando nuestras plantas hayan germinado y empiecen a desarrollarse las plantitas vamos a tener que eliminar aquellas más débiles para dejar sólo las más fuertes. A este proceso se le llama aclareo y podemos hacerlo en dos fases: primero eliminamos una de cada dos plantas y unos diez días después haríamos otra pasada para dejar las plantas definitivas.
Una vez sabemos esto, sólo nos queda pasarnos por el catálogo de semillas de Semillas Huerta y Jardín y decidirnos, ¿comenzaremos con el sencillo rabanito?, ¿nos atrevemos con las zanahorias?, parece muy atractivo sembrar nuestros propios melones, ¿no?...

Muchas preguntas, pero lo seguro es que vamos ¡a disfrutar del huerto!

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