Después
de hablar de las enfermedades que pueden afectar a nuestros cultivos,
las de origen fúngico -a causa de diferentes hongos- y las víricas
-causadas por virus- es hora de que nos enfrentemos a otro tipo de
enemigos de proporciones épicas: las plagas. Las plagas se
diferencian de las enfermedades en que son causadas por el
crecimiento desmesurado de la población de una especie animal que,
en condiciones de equilibrio, no solo no daña a las plantas si no
que, incluso, puede favorecer su desarrollo.
Hoy
vamos a hablar de la plaga del pulgón, la más común de las que
podemos encontrarnos en nuestro huerto urbano. Casi todas las plantas
de jardín de interior se pueden ver afectadas por este pequeño
animal capaz de absorber la savia de nuestras plantas succionándola
con su pico y capaz también de generar la aparición del hongo
negrilla, de transmitir virus y de atraer un ejército de hormigas
encargadas de cuidar de los pulgones.
Como
vemos, los daños que puede causar el pulgón son múltiples y,
algunos de ellos, pueden ser graves pero es que, además, hay muchas
especies de pulgones y, mientras unos tipos atacan solo a una planta
o cultivo en concreto, otros son dañinos para varias plantas.
¿Podemos
hacer algo para parar esta plaga? La respuesta es sí. La ventaja del
pulgón y otras plagas frente a las enfermedades es que aquellas son
causadas por organismos que, aunque diminutos (miden unos 3
milímetros), el ojo humano es capaz de verlos así que podremos
actuar en cuanto veamos los primeros síntomas. ¡Atención! Es muy
importante, como ya decimos, tener en cuenta que el pulgón es un
elemento más del ecosistema natural donde se debe desarrollar
nuestro huerto urbano así que nunca deberemos de atacarlo si no
vemos una cantidad preocupantes de ejemplares. Y aún así, no
debemos de eliminarlos por completo, si no, controlar su población
para devolver el equilibrio natural a nuestro proyecto verde.
Los
síntomas que presenten las plantas afectadas por el pulgón, además
de la propia presencia de este animalito, son hojas enrolladas,
pegajosas y con los brotes atacados. El pulgón prefiere los brotes
tiernos así que será ahí donde se asiente preferentemente. También
dejarán manchas amarillas o verde pálido en los puntos de picadura
y, como ya hemos visto, suelen causar la aparición del hongo
negrilla, característico por su color negro y del que ya hablaremos
más adelante.
Además,
los pulgones atraen a las hormigas que recogen las gotas de melaza
que excretan los pulgones y están cerca de ellos para limpiarlos y
protegerlos.
Si
descubrimos uno o varios de estos síntomas en alguna planta de
nuestro huerto urbano, será el momento de actuar por lo que debemos
de ponernos como rutina revisar periódicamente nuestros cultivos ya
que podremos detectar no sólo las plagas si no cualquier tipo de
enfermedad que puedan padecer con cierta antelación. En el caso del
pulgón, aparece entre primavera y verano así que extremaremos las
precauciones durante esta época. Además, favorece su aparición la
sequedad ambiental y el exceso de fertilizantes, dos factores que
podemos controlar con un poco de cuidado.
También
podemos controlar la proliferación de pulgones tomando algunas
precauciones como la eliminación de malas hierbas y los restos de
cultivo del jardín para que no les sirvan como refugio.
Pero,
¿y si aún así creemos que tenemos un problema con los pulgones?
Bueno, en ese caso, vamos a actuar sobre ellos. Si hemos detectado la
posible plaga en sus primeros estadios y el ataque aún es débil, lo
mejor es cortar las hojas y brotes que estén dañados y eliminar los
que podamos con un cepillo de dientes o suministrando a nuestra
planta una buena ducha con agua jabonosa que podemos preparar en
casa.
Otro
remedio eco contra el pulgón es 'invitar' a sus enemigos naturales
como la mariquita o la crisopa que, en estado de larva, se alimentan
de pulgones, reduciendo su población. Si estamos
dispuestos a usar insecticida, lo haremos sobre los primeros
individuos y no nos olvidaremos de realizar varios tratamientos a lo
largo del año, uno al mes en primavera y en verano, aunque siempre
es recomendable comprobar que hay individuos antes de aplicar el
tratamiento. Un último truco: podemos plantar cerca de las especies
más sensibles al pulgón o que queremos proteger de manera especial,
ejemplares de madreselva u ortiga, especies que actúan como
repelentes.
Ahora
que tenemos la información y los consejos para evitar que el pulgón
cause estragos, no hay excusa: ¡a disfrutar del huerto!
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