lunes, 9 de junio de 2014

El pulgón, enemigo público


Después de hablar de las enfermedades que pueden afectar a nuestros cultivos, las de origen fúngico -a causa de diferentes hongos- y las víricas -causadas por virus- es hora de que nos enfrentemos a otro tipo de enemigos de proporciones épicas: las plagas. Las plagas se diferencian de las enfermedades en que son causadas por el crecimiento desmesurado de la población de una especie animal que, en condiciones de equilibrio, no solo no daña a las plantas si no que, incluso, puede favorecer su desarrollo.
Hoy vamos a hablar de la plaga del pulgón, la más común de las que podemos encontrarnos en nuestro huerto urbano. Casi todas las plantas de jardín de interior se pueden ver afectadas por este pequeño animal capaz de absorber la savia de nuestras plantas succionándola con su pico y capaz también de generar la aparición del hongo negrilla, de transmitir virus y de atraer un ejército de hormigas encargadas de cuidar de los pulgones.
Como vemos, los daños que puede causar el pulgón son múltiples y, algunos de ellos, pueden ser graves pero es que, además, hay muchas especies de pulgones y, mientras unos tipos atacan solo a una planta o cultivo en concreto, otros son dañinos para varias plantas.
¿Podemos hacer algo para parar esta plaga? La respuesta es sí. La ventaja del pulgón y otras plagas frente a las enfermedades es que aquellas son causadas por organismos que, aunque diminutos (miden unos 3 milímetros), el ojo humano es capaz de verlos así que podremos actuar en cuanto veamos los primeros síntomas. ¡Atención! Es muy importante, como ya decimos, tener en cuenta que el pulgón es un elemento más del ecosistema natural donde se debe desarrollar nuestro huerto urbano así que nunca deberemos de atacarlo si no vemos una cantidad preocupantes de ejemplares. Y aún así, no debemos de eliminarlos por completo, si no, controlar su población para devolver el equilibrio natural a nuestro proyecto verde.
Los síntomas que presenten las plantas afectadas por el pulgón, además de la propia presencia de este animalito, son hojas enrolladas, pegajosas y con los brotes atacados. El pulgón prefiere los brotes tiernos así que será ahí donde se asiente preferentemente. También dejarán manchas amarillas o verde pálido en los puntos de picadura y, como ya hemos visto, suelen causar la aparición del hongo negrilla, característico por su color negro y del que ya hablaremos más adelante.
Además, los pulgones atraen a las hormigas que recogen las gotas de melaza que excretan los pulgones y están cerca de ellos para limpiarlos y protegerlos.
Si descubrimos uno o varios de estos síntomas en alguna planta de nuestro huerto urbano, será el momento de actuar por lo que debemos de ponernos como rutina revisar periódicamente nuestros cultivos ya que podremos detectar no sólo las plagas si no cualquier tipo de enfermedad que puedan padecer con cierta antelación. En el caso del pulgón, aparece entre primavera y verano así que extremaremos las precauciones durante esta época. Además, favorece su aparición la sequedad ambiental y el exceso de fertilizantes, dos factores que podemos controlar con un poco de cuidado.
También podemos controlar la proliferación de pulgones tomando algunas precauciones como la eliminación de malas hierbas y los restos de cultivo del jardín para que no les sirvan como refugio.
Pero, ¿y si aún así creemos que tenemos un problema con los pulgones? Bueno, en ese caso, vamos a actuar sobre ellos. Si hemos detectado la posible plaga en sus primeros estadios y el ataque aún es débil, lo mejor es cortar las hojas y brotes que estén dañados y eliminar los que podamos con un cepillo de dientes o suministrando a nuestra planta una buena ducha con agua jabonosa que podemos preparar en casa.
Otro remedio eco contra el pulgón es 'invitar' a sus enemigos naturales como la mariquita o la crisopa que, en estado de larva, se alimentan de pulgones, reduciendo su población. Si estamos dispuestos a usar insecticida, lo haremos sobre los primeros individuos y no nos olvidaremos de realizar varios tratamientos a lo largo del año, uno al mes en primavera y en verano, aunque siempre es recomendable comprobar que hay individuos antes de aplicar el tratamiento. Un último truco: podemos plantar cerca de las especies más sensibles al pulgón o que queremos proteger de manera especial, ejemplares de madreselva u ortiga, especies que actúan como repelentes.
Ahora que tenemos la información y los consejos para evitar que el pulgón cause estragos, no hay excusa: ¡a disfrutar del huerto!


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