jueves, 12 de junio de 2014

Cultivos imprescindibles: la cebolla

Seguimos con la serie de artículos dedicadas a los cultivos imprescindibles para nuestro primer huerto urbano. Esta vez vamos a hablar de la cebolla, una hortaliza muy versátil en nuestra cocina aunque no siempre es del agrado de todos los comensales, sobretodo en su versión cruda, es perfecta para las ensaladas y, además de refrescante, tiene muchos beneficios para la salud y ayuda a prevenir el reuma, problemas de próstata y hasta la osteoporosis.
La allium cepa, o cebolla, es una planta perteneciente a la familia de las amarilidáceas que llegó a Europa desde Asia Central según las teorías más extendidas. En la plantación de la cebolla influye mucho la climatología del lugar donde nos encontremos pero podemos distinguir tres fechas más o menos comunes: a finales del verano, en invierno y a principios de la primavera.
La cebolla acepta la siembra directa así que podemos preparar el suelo y colocar las semillas directamente. Necesitaremos suelos sueltos, sanos, profundos y ricos en materia orgánica, de consistencia media, y no excesivamente calcáreos. Es muy importante evitar los suelos ácidos y procuraremos no sembrar en terrenos recién estercolados, aunque se puede utilizar compost sin problemas.
Una vez hecha la siembra, dependiendo del momento escogido, la cosecha tardará más o menos tiempo. Si sembramos en primavera, tendremos las cebollas listas para recolectar en 20 o 24 semanas, es decir, en cinco o seis meses. Si lo hicimos en invierno, no podremos recolectar hasta 42 semanas después, unos diez meses, aproximadamente.
Pero para que valga la pena la espera tendremos que procurarle a nuestras cebollas las condiciones idóneas para su perfecto desarrollo y crecimiento. Para empezar, requiere de mucha luminosidad y su temperatura ideal se encuentra entre los 15 y los 25 grados, aunque se adapta a casi todos los climas.
Eso sí, es muy sensible al exceso de humedad, por lo que, una vez que las plantas han iniciado el crecimiento, la humedad debe mantenerse constante por encima del 60%. Es por ello que, en la primera etapa, necesita riegos continuos pero cortos y, después, podemos incluso no regarla. De hecho, es aconsejable que no reciban ni un solo riego durante el mes anterior a la cosecha y, dos semanas antes del momento de recogerlas, deberemos desenterrarlas del todo y dejarlas sobre la tierra para que se sequen.
Como precauciones especiales en el cultivo de la cebolla tenemos que destacar el control de las malas hierbas ya que la cebolla tiene raíces muy superficiales y la maleza puede afectarlas más directamente. Ya hemos hablado de las enfermedades y plagas que pueden afectar a nuestros cultivos y, en el caso de la cebolla, se pueden dar algunas específicas como la podredumbre blanca de la cebolla, el mildiu o la mosca de la cebolla. Tendremos que tener cuidado con ellas y estar muy atentos a su aparición.
En el catálogo de Semillas Huerta y Jardín, recordad que podéis encontrar todo lo necesario para cultivar la cebolla y muchas otras hortalizas. 
Y ahora que hemos hablado de las hortalizas en nuestro hurto urbano, ¿qué tal si ponemos un toque de frescor con una serie de entradas sobre cómo cultivar plantas aromáticas? Seguro que os apetece tanto como a nosotros disfrutar de esos olores tan característicos y tener la oportunidad de darle un toque diferente y aromático a nuestros platos con productos cultivados por nosotros mismos así que seguid atentos al blog, manos a la tierra y ¡a disfrutar del huerto!

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