Las cosas siguen marchando de maravilla
en nuestro huerto urbano y poco a poco nuestro trabajo va dando sus frutos, nunca mejor dicho –pido perdón
por la broma, pero el momento era perfecto y no he podido resistirlo-.
Como iba diciendo, el ciclo de la vida
sigue y llega el momento de enfrentarnos a nuevos retos, llega la hora de trasplantar
nuestras plantas y desde Semillas Huerta y Jardín, como
siempre, queremos echaros una mano.
Comencemos, ¿qué es un trasplante?
Simplemente consiste en trasladar la planta del sitio en el que está arraigada
–donde ha echado sus raíces, vaya- a una nueva tierra (maceta, mesa decultivo…) donde vamos a plantarla.
¿Por qué se hacen los trasplantes? Para que nuestra planta
tenga suficiente espacio y nutrientes para desarrollarse. Al haber plantado las
semillas
en un recipiente para que estas germinen, ahora debemos plantarlas
en su ubicación definitiva.
¿Cuál es el primer problema que nos
encontramos al tratar de hacer el trasplante? Puede ser que al sacar la planta
se nos rompan las raíces. Pero no os preocupéis, con un poco de cuidado, todo
saldrá bien.
Para evitar esto, lo primero que debemos
hacer es esperar a que nuestra plantita haya crecido lo suficiente, ya que la
planta no sólo crece ‘por arriba’ –lo que vemos-, sino que sus raíces también
han ido creciendo y, a más raíces, más sujeción de la tierra. Una vez veamos
que la planta no es excesivamente pequeña y nos decidamos a extraerla para
colocarla en su nuevo recipiente, debemos regarla el día antes para humedecer
la tierra, pero también en la hora previa a extraerla, así compactaremos la
tierra.
Es preferible que vayamos a realizar el trasplante
en un día nublado y fresco, o en las horas de menos sol.
La primera parte del proceso ya está, la
planta está fuera y ahora queda colocarla en su nuevo hogar. Evidentemente, la
tierra ya debe estar convenientemente
preparada –en post anteriores ya explicamos cómo preparar nuestras macetas-.
Ahora hay que tener cuidado de que al
volverla a plantar el sustrato quede bien compactado
alrededor de las raíces de la planta, esta debe estar realmente ‘enraizada’ en
él, sino fuera así podría acabar muriendo y esto no es una opción para
nosotros, claro -¡con lo que nos ha costado trasplantarla-.
Y llega el momento de regarla en
abundancia y, al igual que durante el proceso de extracción, mantenerla lejos
del sol un par de días.
Esperamos que el proceso os haya salido
a la perfección. Es totalmente normal que las primeras veces cueste un poco y
que no siempre salga bien, pero poco a poco y con calma lo acabaremos
consiguiendo.
¡A disfrutar del huerto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario