Lo
más seguro es que todos hayamos oído hablar -algunos, incluso, las
habremos sufrido- de las arañas rojas. Es una de las plagas más
comunes y que pueden afectar a nuestro huerto urbano pero, por mucho
que ese sea el nombre más común que se le da, lo cierto es que la
'araña' roja es un ácaro al que se le apoda araña por su capacidad
para tejer telarañas. En su edad adulta a penas alcanza el medio
milímetro de tamaño pero como todos estos 'bichitos', cuando se
convierten en plaga, pueden causar estragos a pesar de su reducido
tamaño.
Ya
hemos hablado en el blog de las plagas en general y de algunas de las
más comunes en particular como los pulgones y la mosca blanca. Hoy,
y siguiendo con la serie de artículos sobre los problemas que pueden
afectar a nuestros cultivos y cómo prevenirlos y tratarlos, queremos
presentaros a esta 'falsa' araña roja.
Su
nombre científico es Tetranychus Urticae y es una de las muchas
especies de ácaros que se alimentan de plantas. Sienten predilección
por las plantas que se encuentran en un ambiente seco así que habrá
que tener especial atención a la aparición de la araña roja en los
meses de sequía. Es una especie muy polífaga, es decir, que ataca a
una gran variedad de plantas incluyendo la mayoría de hortalizas y
muchas plantas ornamentales como las rosas. Es por tanto, una
probable visita no deseada en nuestro huerto urbano, sobretodo, en
verano pues es atraída por los ambientes secos y cálidos.
Pero,
algo tan pequeño, ¿qué daños puede causar? Como ya hemos visto en
nuestro blog, el tamaño poco importa a la hora de causar estragos en
las plantas. De hecho, los virus, microorganismos solo visibles con
microscopio, pueden echar a perder nuestros cultivos. En el caso de
la araña roja, sí podemos verla a simple vista, aunque ya hemos
dicho que los adultos a penas rozan el medio milímetro de tamaño.
Podremos
distinguirlas sin embargo, como pequeños puntos, sobretodo, en el
envés de las hojas. Allí, cada ejemplar se va alimentando de las
células vivas de la planta creando una mancha minúscula en la hoja.
El ataque de cada araña roja puede ser insignificante pero las
plantas huésped suele acoger a miles de ejemplares lo que supone una
importante reducción de la fotosíntesis y, en consecuencia, de los
nutrientes que necesita para seguir desarrollándose. Si el ataque es
persistente, la planta puede llegar a morir.
A
los daños que la araña puede causar por sí misma, hay que añadir
el hecho de que puede ser transmisora de virus de una planta
infectada a una sana y que, además, debilita la planta hasta el
extremo de convertirla en idónea para el desarrollo de otras
enfermedades causadas por hongos o bacterias.
Y,
¿qué hacemos? Para empezar, es importante que realicemos las tareas
de nuestro huerto de manera adecuada. La araña roja suele aparecer
en aquellos espacios con déficit de humedad o donde es excesivo el
nivel de nitrógeno, un elemento que nosotros podemos favorecer con
el tipo de abonado que escojamos. También la baja variedad de
cultivos puede favorecer su aparición.
Debido a la predilección por
la sequedad, es útil pulverizar las hojas de nuestros cultivos con
agua para mantener un grado de humedad que aleje a este ácaro de
nuestro huerto. Y, por supuesto, realizar las recomendaciones
básicas: revisión periódica de nuestros cultivos, mirando bien de
cerca y prestando mucha atención al envés de las hojas, y la
eliminación de las malas hierbas y de los restos de poda ya que
sirven de estupendo refugio para los ácaros.
Si
pese a estas precauciones, la araña roja se ha instalado en forma de
plaga en nuestro huerto urbano, tendremos que tomar medidas. ¿Cuáles?
Existen diversas opciones para controlar este tipo de plagas. Para
empezar, vamos a hablar del control biológico. Se le llama así a
las tácticas de lucha consistentes en introducir otro elemento vivo
propio del ecosistema y que consiga equilibrar (o eliminar) por
completo a nuestro enemigo de manera natural. En el caso de la araña
roja, se pueden usar varios depredadores naturales como el ácaro
fitoseido Phytoseiulus persimilis o el Amblyseius californicus que,
además, se alimenta de polen por lo que se puede distribuir por el
huerto antes incluso de que aparezcan los primeros ejemplares de
araña roja.
Estos
métodos, si bien son utilizados en la práctica comercial de la
horticultura para proteger los cultivos de invernadero, no son muy
habituales en los huertos urbanos cultivados como hobby como es
nuestro caso así que probaremos otros remedios más cómodos y al
alcance de todos nosotros.
Por
ejemplo, pulverizar el agua conseguida de infusionar ortigas secas,
ajenjo o helechos es una buena manera de repeler este insecto al
igual que distribuir pieles de cebolla por el suelo de nuestro huerto
urbano.
Pero
si queremos un resultado más rápido y eficaz, absolutamente
ecológico, vamos a optar por darnos una vuelta por el catálogo deproductos de Semillas Huerta y Jardín. Allí encontraremos productos
como el jabón potásico, totalmente inocuo para la planta y cuya
pulverización permite acabar con los insectos ya que reblandece su
exoesqueleto hasta el punto de que acaban muriendo. Combinado con
este producto se puede utilizar un aceite de neem, un insecticida
natural que se extrae del fruto de esta planta.
Además,
podemos incluir en nuestro huerto urbano una serie de plantas que
sirven de repelentes para los insectos dañinos. En Semillas Huerta y
Jardín podemos encontrar este pack que incluye semillas de eneldo,
de lavanda, de hinojo, de capuchina enana, de borraja, de clavel
chino y de romero, una manera de lo más ecológica para proteger
nuestro huerto urbano.
Como
siempre, esperamos que estos consejos y remedios os sirvan para
disfrutar de vuestra afición sana y ecológica con los menores
sobresaltos posibles así que, ya sabéis, ¡a disfrutar del huerto!