Otoño es una temporada perfecta para
sembrar numerosas hortalizas en nuestro huerto urbano. Si en la entrada de
la semana pasada hablamos de cómo
cultivar guisantes,
hoy le ha llegado el turno a la acelga.
Esta variedad de la beta vulgaris, originaria de la zona del
mediterráneo en la Europa meridional, es una planta herbácea bianual.
Muy rica en vitaminas, especialmente
en folatos y beta-carotenos, minerales, como potasio, magnesio o hierro, y
fibra, aporta numerosas propiedades beneficiosas. Ayuda al sistema inmunológico
y nervioso. Además, es digestiva y diurética; cuenta con propiedades
antioxidantes y previene enfermedades de la vista. El cabello, la piel y las
mucosas también se ven beneficiados gracias al consumo de acelgas.
Primero buscaremos un lugar a pleno
sol o en semisombra. En cuanto al suelo, la acelga puede crecer en cualquier
terreno, aunque es preferible que este drene bien y que sea rico en
nutrientes.
Plantaremos las semillas directamente
a unos dos centímetros de profundidad, respetando un marco de plantación de
30x50 centímetros y vamos a regarlas de manera abundante dos o tres veces por
semana.
Para obtener los frutos de nuestro
trabajo deberemos esperar unos 60 o 70 días desde que las sembramos.
Otro de los aspectos positivos de las
acelgas es que son muy sencillas de cultivar, ya que no requieren especiales
cuidados y son sumamente resistentes a plagas y enfermedades.
Ahora sólo queda pasarse por Semillas Huerta y Jardín para ver el catálogo de acelgas y escoger qué clase queremos
sembrar.
¡Feliz siembra!
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